El Petróleo en palabras de un experto
El economista Gerardo González, experto en la Industria de Hidrocarburos afirma que debido a que el transporte utiliza el 50% de la producción mundial de petróleo, mientras no exista un cambio de modelo en dicho sector, el petróleo seguirá constituyendo un elemento determinante en la economía mundial. Destaca que, en el desarrollo tecnológico de los últimos dos siglos, el uso de los combustibles fósiles ha sido clave para el crecimiento económico, necesario para apoyar el aumento demográfico, nivel y esperanza de vida. Y no se suele mencionar la importancia que su uso ha tenido en la contención la deforestación.
El uso de los hidrocarburos supone, también, efectos adversos como residuos y emisiones de dióxido de carbono (CO2), contribuyendo al calentamiento global y el Cambio Climático. De ahí, la presión social para el uso de nuevas tecnologías, más limpias, como la energía eólica y solar, que, si bien en un estadio incipiente resultan caras, con el paso del tiempo se hacen competitivas y generan beneficios en un entorno más limpio.
No hay una única política energética y cada país debe desarrollar la suya. La definición de la misma depende de diversos factores, entre los que destaca con qué recursos cuenta el país. Utilizar recursos propios supone mayor independencia, aumento del producto nacional, mayor empleo, e ingresos públicos con los que desarrollar el país.
Aquellas países integrantes de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que apostaron por un petróleo caro, “quizá en el largo plazo no fue una postura inteligente, pues fue dar la oportunidad de viabilidad económica a las energías sustitutivas del mismo.
En México el petróleo fue palanca para el desarrollo y modernización del país. Su historia económica tiene una referencia, el descubrimiento de Cantarell. Este yacimiento declina, lo que supone una caída de la producción y de las exportaciones. Siendo un país productor importante, el peso del petróleo en su economía es inferior al que tuvo en el pasado.
La sostenibilidad de las industrias de recursos no renovables precisa de inversión permanente, para compensar el declino de los campos. La consecuencia de no haber invertido en el sector petrolero mejicano, es la actual disminución de la producción, menor participación de los ingresos del petróleo en relación al PIB, una balanza energética deficitaria y mayor dependencia de las importaciones de combustibles.
La maduración de los proyectos de los hidrocarburos toma años y precisa de visión a largo plazo. La solución para aumentar la capacidad productiva en un sector intensivo en capital, pasa por dar oportunidad de concurrir a la iniciativa privada. En un entorno mundial complicado, señaló que la decisión de México de abrirse al sector privado significa poder captar los recursos requeridos, en los hidrocarburos y fuera de ellos. Pero si no se ofrece seguridad y rentabilidad razonable, el inversionista elegirá otros entornos.
La implantación de nuevas tecnologías, competencia de los hidrocarburos, se apoya en la eficiencia económica, disminución y evolución de costes, proceso que requiere tiempo: curva de aprendizaje, mejoras y optimización, economías de escala, menores periodos de instalación. Su desarrollo requiere una importante movilización de recursos.
Desde el interés, o del desconocimiento, el petróleo es considerado en algunos países causa de muchos males. En el largo plazo, el petróleo no tendrá el peso que hoy día tiene, pero aún le queda larga vida. Utilizado inteligentemente, puede ser parte de la solución, considerándose, por ejemplo, al gas un recurso de transición hacia un mundo menos contaminado.
México dispone de enormes reservas, que debería usar para impulsar su economía y la vida de sus ciudadanos a mayores cotas de bienestar, en un entorno medioambiental más limpio. Y aquí es donde, de nuevo, el petróleo puede volver a ser palanca de modernización de la economía mexicana.
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